Ya era hora de que alguien te contará todas estas cosas.
Te vamos a contar algo que es posible que no sepas, y si lo sabías siempre tienes la opción de hacerte el sorprendido o la sorprendida: en España somos más móviles que personas. ¿Alguna vez te lo habían contado? Si no es así, era el momento de que descubrieras un dato que le quitará el sueño a más de uno. Somos, con diferencia, el país con más teléfonos móviles por habitante. Concretamente un 88% de la población tiene uno; imaginamos que el 12% restante son los neonatos que todavía no saben usar autónomamente sus manos.
El caso es que todo esto no es una exageración, es una realidad. El caso es que hemos venido aquí para contarte que, por culpa de los móviles, hemos perdido muchas cosas por el camino. No decimos que sea malo o bueno, solo que las hemos perdido. Según el Daily Mail, ya no sabemos leer un mapa (Google lo hace por nosotros), ni orientarnos con una brújula, aunque en nuestro caso concreto no hemos sabido hacerlo en la vida. Pero tampoco recuerdas los números de teléfono de tus amigos o tu pareja (¿Recuerdas cuando lo llamabas del tirón por el fijo?).
Ojo, que el tema no queda ahí: los creadores de la lista también dicen que la tecnología nos ha hecho perder capacidades para remendar calcetines, que habría que ver quién la tenía realmente antes de hacerse con su primer Nokia 3310.
Dicen que la adicción al móvil se llama ‘Nomofobia’, aunque los expertos prefieren que nuestro enganche al teléfono no sea tratado como una adicción. Al final, lo que hemos ido perdiendo por el camino no es culpa del móvil, sino de todo lo que hacemos con él. Y, al final también, el problema no deja de ser el de siempre: lo de fliparse.
Seis cosas que antes se hacían mejor sin el smartphone
- Ya no se usan mecheros en los conciertos, se usa el flash del móvil: que bueno, nos puede parecer hasta más seguro. Nos hemos dado cuenta mientras veíamos alguna de las galas de Operación Triunfo que, parecía que no, pero al final provocan un enganche importante. No hay peligro de salir todos en llamas, pero, ¿dónde ha quedado el romanticismo que aportaba a la vida un buen mechero Bic?
- Ya no se llama a los porteros automáticos: y si alguien llama, es para echar alguna carta al buzón o para leer los contadores. El caso es que las pocas veces que quedas con un conocido en su portal no ‘se pica’ al timbre. Del portero se pasaron a las llamadas perdidas y luego al WhatsApp. Nunca jamás una buena ‘picada de timbre’ sustituirá en plenitud al mensaje de ‘ya estoy’.
- Ya no se envían notitas en clase: no estamos en ninguna clase para corroborarlo, y no podemos decir a ciencia cierta que ya no se usan, pero seguro que ya no como antes. ¿Cuántas confesiones de amor se habrán hecho de punta a punta de clase solo con un trozo de papel? Y siempre estaba el mítico que decía la de “si pasa por mi sitio yo la leo”. Para que vean que los problemas de intimidad ya vienen de lejos.
- Las abreviaturas míticas de los sms pasaron a mejor vida: no somos muy fans de retorcer el castellano, pero tenían su magia. Puede que fuera mejor cifrado que alguno de la CIA. Esos ‘bss’ que siempre se enviaban al final o el ‘cntxta’, rogando obtener una respuesta de la persona que estaba al otro lado del teléfono eran lo más de aquel momento.
- Ponerse al día es hablar por WhatsApp: no hay mucho que decir al respecto. Seguimos quedando con amigos, faltaría más, pero esas visitas a casa o esas tardes en algún banco del barrio ya no es lo que más se lleva. Ahora cuando echamos de menos a alguien o queremos saber qué tal va todo, simplemente le escribimos. ¿Ventaja? Que al menos el contacto puede ser más regular. ¿Inconveniente? Nos vemos menos las caritas.
- Ya no se miran álbumes de fotos: si rebuscas en los armarios de tus padres, verás varios de estos. De esos con anillas, hojas plastificadas y cientos de fotos en su interior. Ahora todo está en el móvil, para regocijo de Apple y compañía y la pena de los que tenían una tienda de fotografía. Sentarse en el sofá a ver fotos con alguien ya no será lo mismo sin esas hojas con tanto pegamento.
¿Hay alguna de todas estas cosas que echas mucho de menos?