Todo lo que no puede faltar en casa para ver el clásico

Cuando hay clásico, España se paraliza. Hordas de fanáticos de este país esperan con ansia la llegada del mejor partido del año.

El clásico con JumpersUn Real Madrid – FC Barcelona es una potente excusa para juntar a todo el grupo de amigos. Para juntarse y disfrutar de una buena pitanza.

Cuando hay clásico, España se paraliza. Aunque desde hace unas temporadas, cuando este partido nos salió por las orejas, la intensidad ha bajado un poco. Ha bajado pero no ha desparecido. Hordas de fanáticos de este país esperan con ansia la llegada del mejor partido del año, y la mayoría de ellos prefiere verlo en compañía de los amigos. Según Just Eat, que espera otra avalancha de pedidos de comida el día del partido, un 58% de los humanos españoles prefiere verlo con el grupo de amigos antes que con la novia o la familia.

Así somos en España, y realmente nos encanta. Cualquier excusa es buena para juntar al grupo de amigos, y si es entorno a un partido de fútbol de semejante nivel todavía mejor. Amigos y comida, que es el complemento que nunca falta a la cita. Los snack, aperitivos fritos y similares son la opción más demandada, aunque no podemos olvidar a las croquetas, los canapés, saladitos o tablas de quesos y embutidos. O todo a la vez, que nosotros no somos de poner puertas al campo.

 

Esto no puede faltar en tu clásico

Comida para un regimiento: imprescindible. No solo los aperitivos, también hay que pensar en la comida más contundente, la que será la cena. La pizza es poco menos que una religión para estas citas, que se divide también entre los forofos de la carbonara o la barbacoa. Pedirla por teléfono es una solución interesante para que ningún componente del grupo acabe siendo el pringado que le toca cargar con las bolsas del supermercado.

Tus mejores galas: tanto si eres blanco como blaugrana, si tienes una camiseta de tu equipo es obligatorio que esté lavada y, si forzamos, planchada. Un fiel seguidor no se puede quedar sin vestir los colores en día de clásico. Se considera poco menos que sacrilegio. Se puede optar por pintarse la cara o solo una discreta bufanda. A elección del consumidor.

El móvil a mano: uno de los mayores placeres de la vida es rajar del partido en las redes sociales. Rajar del partido, de los jugadores, del entrenador y, sobre todo, del equipo contrario. En Twitter todos somos los mejores entrenadores y se nos da de miedo localizar a los forofos de otros equipos que no opinan como nosotros. Eso son los verdaderos enemigos.

Una buena selección de amigos: pero nosotros nos quedamos con el amigo que pasa del fútbol. Ese es el mejor porque lo mismo le da que marque blanco que azulgrana. Casi seguro que terminará animando al que vaya ganando. Y sino anima aprovechará que los forofos bajan la guardia para rematar alguno de los platos de comida.

Paciencia y la calculadora del Comunio: los jugadores que disputan el clásico suelen ser los que mejor puntúan en este mítico juego. Hay que estar atentos al nivel que dan en el partido para ir calculando cuántos puntos le sacaremos al listillo de nuestra liga. Además, como lo probable es que uno de los dos equipos pierda, si nos toca sufrir ese revés lo mejor que podemos hacer es cargarnos de paciencia. Los amigos del otro equipo te van a amargar la existencia durante horas. Es la ley del clásico.

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