El mundo de las series es muy complicado y requiere estar muy en forma. Si te quieres dedicar a él tienes que designar unos horarios sagrados en los que sacar los capítulos adelantes. Si no es imposible. Pero a pesar de que hacer esfuerzos inhumanos por no tener que escuchar nunca la frase «¿no has visto _____?», hay algunas que se nos escapan. Es el caso de estas tres series que os presentamos, que no son para desconocidas (bueno, la segunda puede que sí) pero que nosotros nos hemos enganchado cuando medio mundo ya lo había hecho. ¿Las habéis visto? Tranquilidad: este un artículo libre de spoilers.
La casa de papel
Es la serie de habla no inglesa más vista de la historia y sí, hemos llegado tarde. Y no habrá sido porque no nos avisaran de que esta serie es una auténtica joya. Confirmado: lo es. Que auténtica maravilla han hecho con ella, y con razón han trascendido sus historias más lejos de las fronteras españolas. Europa, Oriente Medio y Latinoamérica se empapan de la historia del robo del siglo, capitaneado por un peculiar tipo que se las sabe todas, y un equipo de ladrones -cada uno de su padre y de su madre- que convierten la obra cúspide de los atracos en una obra digna de seguir capítulo a capítulo. Lo bueno de verla en Netflix es que tuvieron que adaptar la duración de los capítulos a las costumbres internacionales (poco más de 50 minutos) y así es mucho más factible engancharse. A ver quien es el guapo que no pasa al siguiente capítulo.
Everything sucks!
Que literalmente viene a decir que «Todo es una mierda». Estamos un poco confusos con esta serie porque no sabemos muy bien cómo definirla. Lo que nos llamó verdaderamente la atención es que leímos por ahí que era la versión fracasada (por las historias de los personajes) de Stranger Things. Y como los fines de semana de nesting pueden ser muy largos, decidimos que con una presentación así había que darle una oportunidad. ¡Y surgió la magia! Las historias de los adolescentes que protagonizan la serie pronto te conquistan. Vivencias de inadaptados, una historia de amor imposible (porque la chica en esta ocasión no está precisamente interesada en los chicos) y un instituto típico americano (con sus taquillas, despacho del director y toda esa parafernalia) donde estas chicas y chicos pasan sus días creando programas de TV y teatro con tinte casero. 10 capítulos de 25 minutos, ambiente de los años 90… no pretende muchas cosas, pero lo que narra (que no es otra cosa que la búsqueda de la felicidad) termina por cautivar tu corazón.
Orphan Black
Esta serie nació en 2013 y es una de tantas a la que hemos llegado tarde. Pero bueno, siempre hay tiempo de descubrir cosas nuevas. No obstante, tenemos que decir en nuestra defensa que llegamos tarde porque la presentación del argumento no es precisamente el que nos suele atraer. El caso es que la sabiduría popular dice que todos tenemos un doble danzando por ahí, la cuestión es dónde. Orphan Black lleva esta situación un poco más al limite: Sarah es la protagonista de la trama y se da cuenta de que tiene un clon. Lo duro de todo esto que se da cuenta de que tiene un clon porque, caprichos del destino, es testigo de su suicidio. Y, como haría cualquier mortal que ve con sus propios ojos el suicidio de su clon, lo suplanta. Lo normal en un día entre semana. Como te puedes esperar, el de Sarah no es el único clon que anda suelto por la serie. Hay más de uno, y sus planes para nosotros son ciertamente desconcertantes.
Ahora que nosotros hemos hecho la confesión, os toca a vosotros: ¿a qué series habéis llegado tarde?