Todos tenemos algún amigo en Madrid o algún contacto de Instagram que se empeña en asegurar que en la capital de España se concentran los mejores atardeceres al alcance del ser humano. Te dirán aquello de “lo siento, pero es así”. Es posible que tengan razón, pero nosotros hemos preferido hacer nuestra propia investigación y encontrar diferentes puntos de España que rivalicen con nuestra querida Madrid. Y la mejor noticia es que pensamos haberlo conseguido.
La laguna de Gallocanta (Zaragoza/Teruel) y el puerto de Monrepós (Huesca)
Teniendo la fábrica de Jumpers en Ejea de los Caballeros (Zaragoza) no es difícil encontrar algunos puntos de esta comunidad desde los que presumir de un atardecer bonito. Uno de ellos es la espectacular laguna de Gallocanta, el mayor humedal salino de la Península y uno de los mejores conservados de Europa. Aunque la sequía está empezando a ser un problema para ella, cuando las grullas paran por allí el espectáculo al terminar el día es algo increíble. Solo tienes que plantar una silla y dejarte llevar.
Por su parte, el puerto de Monrepós, que no es precisamente tan bonito como la laguna, hace de puerta de entrada a los Pirineos. Y eso ya es una buena señal. Hoy en día es algo más fácil hacer una parada en su punto más alto si pasas por allí al atardecer. No te arrepentirás de hacerlo puesto que disfrutarás con un invitado de excepción: los propios Pirineos de fondo.
Cádiz: Islote de Sancti Petri y El Palmar
Que Andalucía tiene magia para estas cosas está fuera de toda duda. Vale, Pantomima Full incluye El Palmar en su guía del cuñadismo, pero eso no quiere decir que la zona no sea la envidia de muchos. Realmente es complicado elegir las mejores puestas de sol en Cádiz, pero en nuestro caso había que hacerlo. Con respecto al Palmar, aquellos que lo han vivido no tienen dudas de esta magia: los colores anaranjados, azules y morados hacen de este momento algo que roza lo místico.
Y si El Palmar ya lo has visto o huyes de la masificación, puedes poner el islote de Sancti Petri en el GPS y te vas hacia allí con los bártulos. Es otra auténtica maravilla de luces y colores a la andaluza. Y si tienes suerte y se te alinean los astros, nadie te impedirá que disfrutes de los sonidos del mar.
Parque de las siete tetas (Madrid)
No has visto un auténtico atardecer en Madrid hasta que pasas por aquí. Es uno de los puntos más míticos, y no hace vivir en la capital para saberlo. “Junto con el azul cielo (a pesar de la contaminación) puedes ver Madrid a modo maqueta de un sólo vistazo”, dicen desde Un buen día en Madrid. Es perfecto para enseñar Madrid, para dar una sorpresa romántica o para ponerse ciego de comer con el sol bajando. Aquí cada uno que se inspire como quiera.
Las Médulas (León)
Ya has podido comprobar que los mejores atardeceres no tienen que estar siembre al abrigo de la playa. Y en León encontramos otro maravilloso ejemplo: Las Médulas leonesas fueron en su día unas minas de oro romanas. ¿Cuál es el secreto por el que aparece en los mejores rankings? Pues muy sencillo: a los colores que ya aporta el sol como tal hay que unir los efectos cromáticos que aportan las montañas rojizas y los castaños que decoran la zona. Ingredientes a los que no puedes decir que no.
Finisterre (La Coruña)
El punto donde se acaba el mundo, donde la tierra dice ‘hasta aquí hemos llegado’, tiene que estar en la recopilación. Galicia es como Andalucía pero en la otra punta de España: rezuma magia en el terreno de los atardeceres de verano. Ver como el sol te dice hasta mañana y se esconce por el Atlántico es un fenómeno que nos saca el romanticismo hasta nosotros.