50.000 usuarios de cientos y cientos de gimnasios de todo el mundo lo certifican: el lunes es el día favorito para ir a mover un poco el cuerpo. ¡Y pueden ser más concretos al respecto! A las 18 horas de los lunes. Ni una hora más, ni una hora menos. Es la costumbre más extendida en Europa, aunque, por ejemplo, nuestros colegas de los Países Bajos o de Alemania dejan gran parte de sus raciones de ejercicio (tan importante para una vida saludable) en manos de los sábados, que deben estar más despejados.
Pero los más habituales por esta plaza ya nos conocéis: nosotros no estamos especialmente interesados en saber cuándo va cada al gimnasio. Eso se lo dejamos a las cifras de este tipo de estudios. Este dato lo que nos ha hecho es pensar en esos grandes momentos que todos hemos vivido alguna vez cuando hemos pisado un gym.
Primer día de gimnasio = primer día de colegio
En este artículo de la revista GQ, una mina para pasar un buen rato leyendo sus temas, se puede leer una comparación magistral: «El primer día de gimnasio es como el primer día de colegio. Exactamente igual. Salvo por la edad. Se cumplen exactamente las mismas etapas y hay que enfrentar los mismos miedos». Pero claro, tal y como dice el autor, del primer día de colegio no te puedes librar (padres mediante) y del gimnasio es fácil salir por patas si el tema se te apodera.
¿Te has enfrentado al primer día alguna vez? Ya te avisamos que entrarás por las instalaciones en cuestión y te sonarán de algo las bicicletas estáticas, las cintas de correr y poquito más. Los bancos de pesas te rememoran alguna escena de película o serie, y fantasearás con el día que levantes más peso que el tipo de tu lado. Lo más lógico es no tener la más mínima idea de la finalidad de cada aparato. Y claro, como buen principiante, lo de preguntar a un entrenador de la sala no está en el manual. Desechas por completo las instrucciones que suelen venir en cada máquina, o las tablas de ejercicios que se pueden encontrar en muchos gimnasios. Prefieres dejarte llevar por tu nula preparación para el tema y echar a andar en una cinta sin muchos más objetivos. Y así, al cabo de más o menos una hora y una sudada importante te irás a tu casa sin saber muy bien de qué ha valido ese primer día.
Sí, te vas a comparar con todo el que se cruce en tu camino
Es ley de vida. En un gimnasio, a grandes rasgos, se pueden diferenciar dos clases de personas: las que saben (por conocimientos o por asiduidad) y las que se manejan como pueden. Y el segundo grupo siempre tiene en el rabillo del ojo al primero. ¿Qué levanta X kilos? Pues entonces las leyes no escritas dictan que tú también. Y si se puede más, pues más. «No eres ni mejor ni peor por levantar más o menos peso», recuerdan en el artículo que ha servido de inspiración a estas líneas. La ecuación es sencilla: quien lleva más tiempo va más avanzado. Y cada uno debe seguir su propio ritmo.
Más cosas que todos hemos pasado en nuestra época de gym
- Si hace tiempo que, por las razones que sean, no hacías ejercicio, entonces te toca visitar cierta tienda de deporte que todos sabemos y equiparte para la ocasión. Que no falte ningún complemento. Y si es posible algún color fuertecito, mucho mejor.
- Una vez atravesada la fase de no tener la menor idea de para qué sirve cada aparato, te orientas como puedes y haces los ejercicios. Y, por supuesto, al día siguiente pasa lo que tiene que pasar: que la agujetas se apoderan de ti y te hacen sentirte como en el final de tus días.
- Más momentos críticos: te pegas una buena paliza para darle caña al cuerpo, pero cuando llegas a casa atracas la nevera porque tú lo vales y te lo has ganado.
- ¿Atracaste la nevera el día anterior? Perfecto, entonces debes quemar karma acumulado y darte otra pequeña paliza en el gym. Y maldecir el atracón de hace 24 horas. Y llegar a tu casa con la previsión de otra marejada importante de agujetas. Y caer en la tentación de darte otro capricho para superar y el bache. Y así podrías pasar todos los días de tu vida.
- Y la joya de la corona, como siempre, para el final: que no falten las fotos y los stories de Instagram certificando que estás en el gimnasio. De lo contrario es como si no hubieras ido nunca.
Es tu momento: necesitamos que nos cuentes qué tal fueron tus primeros días de gimnasio. Estamos deseando conocer esas historias que tienes bien escondidas.