Nochevieja es una cita muy bonita. Para despedir el año y dar la bienvenida al nuevo como se merece es perfecta. Pero, aunque la humanidad ya lleva muchas de estas citas a las espaldas, todavía no hemos aprendido algunas claves importantes en las que no deberías caer.
¿Has sobrevivido a la cena de empresa?, ¿y qué nos puedes contar sobre la Nochebuena con toda tu familia? Son dos imprescindibles de la Navidad, y del año en general. Pero cuando has superado ambas, todavía queda un peaje que pagar: la Nochevieja. No importa el año en el que estés leyendo esto, porque pasará mucho tiempo pero no superaremos algunos de los errores míticos que seguimos cometiendo con el paso los años. Te contamos todo lo que ocurrirá o vivirás en la próxima Nochevieja. Agárrate que vienen curvas de las buenas.
Debes tener en cuenta que en Nochevieja…
- Te van a decir que debes llevar X: el tema de los atuendos es mítico de la Nochevieja. Spoiler: con el paso de los años te importará bien poco lo que llevar o dejar de llevar. Los más jóvenes si que apuestan por ir de punta en blanco, pero cuando pasas por una docena de cotillones ya sabes que, al final, para lo único que sirve la corbata es para llevarla en la cabeza. Así que lo más probable es que el tema de llevar algo rojo (o ir vestido de una determinada manera) te de exactamente igual, pero hay una cosa que te podemos asegurar, y es que tu madre (u otro familiar en su defecto) te dirá que tienes que llevar «X» para empezar el 2018 con buen pie.
- Vas a recibir mensajes ‘enlatados’: que te feliciten el año nuevo está genial. Es evidente. Te hace sentir querido y saber que tienes gente a tu alrededor. Pero, STOP, que hay mensajes y mensajes. Debes dar por hecho que tendrás que aguantar la turra de mensajes duplicados de miles de grupos. Algunos de ellos que llevan agonizando desde la Nochevieja del año pasado y se rescatan cada 31 de diciembre para la ocasión. ¿Sabes lo peor de todo? Que también los acabarás reenviando.
- Vas a escuchar «hasta el año que viene» o «no te veía desde el año pasado»: vale, lo reconocemos, muchas veces usamos estos post para sacar nuestro lado más ‘hater’, pero una de las cosas que más viejas, desfasadas y repetitivas de la Navidad son estas dos frases. No vamos a caer en el tópico de que las usará tu cuñado aunque, seamos sinceros, probablemente será lo que pase. Por favor, evolucionemos, dejemos esta ‘broma’ a un lado por fin.
- Vas a tener que explicar por qué te comes las uvas peladas: en la época de Herminia y Antonio Alcántara las 12 uvas eran innegociables. Con el paso de los años se abrió la veda y ahora te puedes comer 12 unidades de lo que quieras. Igualmente, alguien en su momento descubrió que se podían comer las uvas peladas para mayor comodidad del cliente. Pero los que toman esta decisión, están siempre siempre bajo el juicio inmisericorde de los que consideran que es una aberración. Y tendrás que andar justificando tu decisión, igual que hacías con las respuestas de tus exámenes.
Cotillón vs No-Cotillón
Vas a tener que justificar por qué vas o no vas de cotillón: la Navidad es época de amor, de familia, y de andar justificando todo. Tienes que explicar por qué no tienes novia, por qué no te has independizado todavía o por qué esas gambas te han costado ese dinero. Y cuando llega Nochevieja siempre se abre el debate: ¿como es posible que no vayas de cotillón?, o lo contrario (¿cómo es posible que no vayas de cotillón?). Con motivo de esta celebración siempre se abre un enfrentamiento a dos bandas entre defensores y detractores. Y así seguimos en pleno siglo XXI.
Escucharás que por el año nuevo «a ver si…»: benditos propósitos de año nuevo. Hay quien los hace en un word, en una nota del móvil, o quien directamente empieza el año importándole bien poco el tema. Pero, tanto si te importa como si no, tendrás que aguantar a las voces expertas de tu entorno las míticas de «este año habrá que echarse novia» (o novio, o lo que cada uno quiera), «a ver si este año te apuntas conmigo al gimnasio que falta te hace» o «a ver si este año ya te vas de casa de mamá y papá». El caso es predecir cosas incomodas para seguir justificando, un año más, que la Navidad es preciosa pero le siguen sobrando algunas cosas que nos negamos a desterrar.