¿Con qué perfil te sientes más indentificado? ¿Crees que hay algún otro perfil de comedores de Jumpers que deberíamos tener en cuenta?
Llega ese momento del día y sabes que ocurrirá: en cuanto la agenda te lo permita vas a hacer tu mejor truco de escapismo y vas a arrasar con esa tienda de chucherías que tienes puesta en Google maps como ‘casa’ para llegar hasta ella cuanto antes. No quieres rodeos, no te gusta que nadie te interrumpa de camino hasta allí. Necesitas gasolina y la necesitas ya. Así que compruebas que en la cartera llevas el presupuesto necesario, lo pones a resguardo para que nada se tuerza por el camino y allá que vas. A por tu ración de combustible.
Incluso antes de que te des cuenta ya lo tienes contigo: tu buena bolsa de gominolas y, como no podía ser de otra manera, tu bolsa de Jumpers está dentro del botín capturado. Todo lo que fuera así nos supondría una decepción difícil de superar. Ya nada puede estropear el día: estás con tus golosinas/snacks en la mano. Si es necesario ignoras hasta le móvil, que ya vale de molestar cuando más ocupada estás. Solo te queda una cosa: disfrutar.
Podría ser perfectamente la escena de una persona verdaderamente amante de los Jumpers. Que sabe que uno al año no hace daño, y que el cuerpo se merece una alegría de vez en cuando. Pero la pregunta no es si eres una amante de los Jumpers, eso lo damos por descontado para tranquilidad de nuestra conciencia, la pregunta es:
¿Qué tipo de persona amante de los Jumpers eres?
- La ansiosa: huele una bolsa de Jumpers y quiere una ya. Encuentra pocas excusas que le impidan saciar ese hambre repentino que le ha surgido. Una reunión de trabajo no la interrumpe, obvio, pero si hace falta simular una llamada de teléfono para irse un momento de la oficina no tendrá reparos en hacerlo. Como es cierto que con el trabajo no se juega, siempre nos viene a la cabeza la misma escena: vas en el bus y alguien abre una bolsa; te lanzas a por el botón de parada y saqueas la tienda más cercana. Porque la vida es riesgo y el que no arriesga no gana.
- La sufridora: huele una bolsa de Jumpers y sabe que, en ese momento, no puede tener la suya. Es algo más consciente que la ansiosa. Aplica una dosis más de templanza a cada momento, sabedora de que llegará el momento más oportuno del día (o de la semana) para hacer una pasadita por la tienda. Es decir, en el caso del ejemplo anterior, sería lo contrario; vas en el bus y sabes que estará bastante complicado saborear una bolsa propia. Solo te queda apelar a que la compartan contigo.
- La disfrutona: tienen entre sus manos una bolsa de Jumpers y come cada ranita como si nada más fuera a ocurrir en la vida. Se olvida completamente de lo que está pasando a su alrededor. No ha comprado la bolsa con ansia. Como sabe que tarde o temprano la vida le da la oportunidad de tenerla, solo espera a que llegue ese momento. Y cuando lo hace no se pueden hacer otra cosa que no sea comer poco a poco, saboreando cada momento. Porque claro, a no ser que te compres un camión cisterna lleno de Jumpers, una bolsa se acabará tarde o temprano.
- La buena: la que no tiene ninguna duda de que, si es necesario, compartirá su bolsa con otra persona. Los mandamientos Jumpers indican que si tienes una bolsa deberías compartir si llega el caso. Y están las personas buenas que si abren una y ven que hay alguien cerca con los niveles de ansiedad por las nubes por no poder tener la suya, ofrecerá de buen grado para terminar con el sufrimiento del prójimo. Pero vamos, que hay que ser bueno, pero no tonto. Ofrécele pero que tampoco abuse. Que al fin y al cabo este no es un vicio tan caro.
- La seriéfila: la que no enchufa Netflix (HBO, o lo que sea) sin una bolsa a su lado. Y el resto de condimentos, claro. Una bolsa puede ser solo el principio de una pitanza sin contemplaciones. Menos mal que luego nunca faltas al gimnasio, sabedora de que la vida sana es irrenunciable para todos (y este es un mensaje serio). Sinceramente, ver una buena ración de capítulos de tu serie favorita sin un tentenpié al lado, no es lo mismo.
- La remordedora: sabe que esa bolsa no se la debería estar comiendo. Pero se la come. Y la conciencia le persigue durante el resto del día. Hasta que al final lo asumes y le terminas diciendo a tu Pepito Grillo «que te quiten lo comido».
- La stories: es bastante disfrutona, puede que incluso del sector de las personas ansiosas, pero todo lo combina dejando claro en sus redes sociales que se está apretando una bolsa de Jumpers y que ya le gustaría al resto de los mortales poder estar haciendo lo mismo. Si nos ponemos serios, una ‘stories’ podríamos ser cualquiera de nosotros.