Tenemos una buena noticia: si eres de los que te gusta disfrutar de la época estival en el pueblo, hay muchas cosas que se difuminan. Los horarios, la estética y la dieta. Adelante con tus tardes de piscina y Jumpers.
Cuando el calor aprieta, los chicos se enamora (que diría la canción) y tu tienes que hacer encaje de bolillos para conquistar todos los puntos de la geografía que tienes previstos en tu agenda. A saber: un punto de playa con tus amigos, un punto destacado del país con tu familia y, si todo va bien y tienes suerte, acabarás culminando el verano en tu pueblo. Pueblito bonito.
Y cuando llegas a tu pueblo tienes que acometer un proceso de descontaminación urbana que durará un par de días, pero que te sacará del estrés de la ciudad y te acabará convirtiendo en un habitante más de estos remansos de paz.
Nuestras experiencias en los pueblos nos dicen que lo primero de todo es quitarse el reloj. Y no quitamos el del móvil porque no es posible. La línea de los horarios establecidos se difumina por completo y eso de comer a las 14:00 porque tienes que estudiar por la tarde se queda en algo solo vigente en la ciudad. Si eres de rutinas, el cambio te costará unos días más.
El tema de los forasteros es un asunto espinoso que se debe tratar con la importancia que merece. Si no eres de ese pueblo, o tienes unas raíces claras que te unan a él, eres forastero. Y eso implica que tienes que cumplir con unas leyes no escritas más sagradas incluso que la Constitución. Sobre todo: las chicas del pueblo son para los del pueblo. Y viceversa: si eres forastera y tienes pensado echar el guante a uno del pueblo, ojo. ¿No estás en tu pueblo? Anda con ojo, no te metas con nadie y no rechaces una invitación.
El transporte
¿Has tomado nota hasta aquí? Pues la fiesta continúa: en el pueblo intentar ‘rajar’ lo menos posible. Nunca se sabe quién es primo de quien o quien está teniendo un romance secreto con ese ‘alguien’ del que te apetece decir lindezas. Así, boquita cerrada el mayor tiempo posible.
Y, por supuesto, mientras estás en el pueblo tendrás que dejarte ver por los alrededores. Además de las fiestas del tuyo, hay muchos más puntos festivos a lo largo del verano. Y tu misión es conocerlos todos, o tener una buena excusa para faltar a algunos de ellos. Así que lo mejor es que, si estás en edad de tenerlo, te hagas con un buen vehículo para trasladar a toda la tropa entre pueblos. Pero recuerda: al volante 0%.
Vestimenta para el pueblo
Además de la hora, lo que también se difumina durante tu estancia veraniega en el pueblo son las directrices estéticas. Vale casi todo, hasta la mítica gorra de Caja Rural. ¿Quieres combinar azul y negro? Adelante. ¿Te apetece llevar las zapatillas más feas de la historia? ¡Es tu momento!
Es más, estando en el pueblo podrás hasta llevar un bañador de tu padre. Muy importante el bañador: los baños en el río son fundamentales, o como mínimo la conquista de las piscinas durante varias tardes de verano.
¿Te apuntas a pasar el verano en un pueblo?