Lo de un verano en el pueblo no se vive en otro sitio

Ya lo dice el refrán: verano en el pueblo con Jumpers, verano mejor. 

Noches de verano en el puebloUn verano en el pueblo puede significar muchas cosas: una de ellas es que solo necesitas una maleta para cubrir las necesidades que van surgiendo. Piénsalo: con un par de bañadores, una toalla de piscina y cuatro camisetas cortas puedes echar un par de meses sin problemas. Pero no solo eso: te puedes dejar el reloj en casa. No lo vas a usar para absolutamente nada, porque los horarios se difuminan de tal manera que solo sabes si es de día o de noche. Y no hablamos del despertador porque solo asociarlo con el verano es poco menos que un sacrilegio.

Por todas estas cosas y muchas más: ¡el verano en un pueblo siempre nos ha parecido algo espectacular! 

Esas tardes en la plaza

Olvida todos tus usuarios de redes sociales: la plaza de un pueblo es infinitamente mejor que cualquier red social. Puedes encontrar a tu amor de verano en el baile de una noche, hacer nuevas amistades a lo Facebook o enterarte de la última hora en muy pocas palabras, como si estuvieras en el mejor de los timelines de Twitter. En esas tarde y en esas plazas se ha arreglado muchas veces el mundo, y no nos hemos enterado.

No hace falta la televisión

Y no te preocupes, porque no te va faltar información de última hora. De toda la necesaria para pasar un verano por las calles de tu pueblo te puedes enterar en el bar, en una conversación vecinal en la puerta de una casa (vale cualquier, pero hay algunas que ya está reconocidas por esta labor informativa) o en cualquier banco. Es posible que no quieras enterarte de nada, pero tienes que asumir que no estás en una gran ciudad, y que te van a poner al corriente aunque solo sea por seguir la tradición ancestral.

Esos veranos en los que la dieta… ¿qué es la dieta?

Seamos sinceros, ahora en los tiempos que corre puede que seamos más conscientes de que el verano no puede ser una excusa para echar por tierra una alimentación sana. Pero el caso es que había un tiempo (no tan lejano) que los veranos en el pueblo eran un auténtico zafarrancho de combate. No se tiene el más mínimo respeto por los horarios (esto ya iba implícito), el contador de calorías se queda en la gran ciudad y se cenan hidratos con la misma contundencia que te los podrías desayunar llegado el caso.

Te enamoras con fecha de caducidad

No se han hecho telenovelas sobre este asunto, pero material sobraría para varias de ellas, y de unas cuantas temporadas. El amor de verano (al que sí se le han hecho canciones) ofrece momento mágicos. Sobre todo porque son los únicos amores/enamoramientos que nacen con fecha de caducidad: el día que metes la maleta en el coche para volver a casa, se terminó el amor. Con suerte, tu amada/amado te estará esperando el próximo verano. Pero también es posible que todo esto te lleve a tu primer desamor y descubras que no te ha esperado, y ahora su corazón de otra/otro. Cosas que pasan.

Hay días que ni te acuerdas de lo que es el 4G

Esto ha cambiado un poco, y ahora es cierto que puedes saberte hasta las esquinas donde llega la mejor cobertura. O irte a dos kilómetros de tu casa si hace falta para mandar un WhatsApp. Pero, aunque creemos que este el punto que más ha evolucionado a peor, es cierto que durante un verano alejado de la ciudad encontramos muchos momentos en los que el móvil, directamente, te sobra.

Bonus: dos costumbres que no se perdonan en un verano en el pueblo

  • El aperitivo: este momento está elevado por la sociedad a tradición nacional, y los bares sitios de culto para ponerla en práctica. Sabes cuando empiezas, pero no cuando terminas. Y ojo, el aperitivo se empalma por obligación con la comida. Puedes sentir que no das para más, pero tienes que hacerlo.  No hay excusas. No te preocupes que en el siguiente punto descubrirás que tendrás tiempo de recuperar.
  • La siesta: esto ya es más optativo para muchos, depende de tus costumbres, pero esta es una de las pocas cosas que no conoce de edades. Mayores y pequeños duermen un rato después de comer antes de dar rienda suelta a todas las emociones vespertinas. Y es que la tarde en los pueblos se fusiona con la noche y se necesitan fuerzas para todo.

¿Cuál es tu mejor recuerdo de un verano en el pueblo? 

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