El verano en España es la bomba, a pesar del calor asfixiante que se vive en este bendito país. Y suponemos que somos toda una referencia porque solo en el summer 2019 llegaron a nuestros pueblos y ciudades un total de 83,7 millones de visitantes. Mucha paella, mucho sol, mucha piel rojiza por falta de crema… Y muchas horas interminables de terrazas, piscina y bocadillos de tortilla. ¿Nos falta algo en este menú? Obviamente: el mejor repertorio de frases sobre el verano que se puede escuchar en el mundo. Algunas de ellas son dignas de tallarlas en mármol. ¡Vamos al lío!
«Vaya calor»
Esta es la cita del verano por excelencia. Y la pronuncias desde finales de mayo hasta septiembre-octubre más o menos, aunque todo depende de la zona en la que vivas. En Zaragoza, por ejemplo, se dice desde que hace calor en mayo-junio (depende de cómo le da cada año al asunto) hasta que el frío tira por tierra las fiestas del Pilar en octubre. Pero los maños están más que acostumbrados. El hecho es que te da exactamente igual que la app del tiempo te haya avisado de que habrá 40 grados toda la semana: lo dirás una y cien veces hasta que la propia frase sea más soporífera que el propio mercurio. Y aunque ello no vaya a mitigar el calor que estás pasando.
«El calor de (inserta ciudad) es el peor»
Las manos que escriben estas líneas han conocido el calor veraniego de media docena de ciudades españolas, y puedo decir sin miedo a equivocarme que las temperaturas que se gestionan en Andalucía no son de este planeta. No tienen comparación. Los telediarios dan buena cuenta de ello todos los años, con planos increíbles de un termómetro a una temperatura inhumana.
Pero, cuando el verano aprieta, eso te da exactamente igual. Tenemos una especie de competición por determinar cuál es el calor más insoportable de la península, como si eso otorgara un premio especial. Y queremos que gane nuestra ciudad como sea, sin importar lo más mínimo que en las noches de (inserte nombre) se pueda caminar con una rebequita. Tú quieres la medalla de oro para tu pueblo y eso no te lo puede quitar nadie.
«Esto luego se pone moreno»
Es una de las frases relacionadas con el verano más TOP que hemos escuchado nunca. Nos encanta. Es más, nos ha hecho concluir que en esta época del año hay tres clases de personas: los que se ponen morenos solo con llegar a la hoja del calendario de junio, y los que no se han puesto morenos en su maldita vida, y la única relación estable que tienen con el sol es quemarse año sí y año también.
Sí, nos falta una clase: los que no quieren aceptar que no se van a poner morenos y de tanto tomar el sol se acaban quemando bajo la mítica excusa de que ese rojo langosta tan poco favorecedor se convertirá en moreno por obra y gracia de los dioses astro rey. Asúmelo, eres blanco de piel y eso no cambiará.
«Yo soy muy de playita»
Los debates sobre playa o montaña agotan. Son muy recurrentes y nunca se llegará a un consenso. Así que lo mejor es que cada uno se vaya donde quiera y debatamos sobre otras cosas más interesantes como, por ejemplo, cuánto kétchup se le echa a una hamburguesa.
Lo que no acepta debate alguno es que verano tras verano tendrás que resignarte a escuchar en algún momento esa mítica de «Como en la playita…» No importa cuál sea, ni que las medusas la hayan abandonado por culpa de las bolsas de plástico, si tiene arena y un trozo de mar, nunca lo cambiará por las vistas de un valle de montaña. Lo peor de todo es que no podemos hacer nada por ellos.
«En una terracita todo sabe mejor»
Otra de las más fabulosas frases para cuando hace mucho calor que se puede encontrar en todo manual cuñado. Cuando el calor comienza a sacar la cabeza, los amantes de la terracita también lo hacen. Es un proceso parecido al despertar de los osos tras la hibernación. Lo más importante que debes saber: estar dentro de un bar con tu aire acondicionado es cuanto menos sacrilegio para ellos. Y que conste en acta que no estamos en contra de las terrazas, nada más lejos, solo de los pesados de las terrazas, que si no tienen asegurado un asiento al aire libre, casi prefieren quedarse en casa con un ventilador. Como si la sombrilla de la terraza le fuera a transportar a un mundo de 20 grados menos. Y esta, queridos amigos, también es otra batalla perdida.