Las 5 cosas que hiciste en un campamento de verano

Hay diferentes tipos de campamentos, y muchos padres recurren a ellos como alternativa de ocio para los niños durante las vacaciones de verano.

Solo los que han estado en un campamento conocen las normas no escritas. Las que se pueden saltar, o no. Si has tenido la suerte de vivir uno, todo lo que te contamos en este post te sonará.

Los hay de todos los tipos: de montaña, urbanos, deportivos… Los campamentos de verano siguen a la orden del día, y muchos padres recurren a ellos como alternativa de ocio para los niños y niñas.

Durente un puñado de días, los campamentos son mundos paralelos, con sus propias normas y sus propios delitos tipificados. Si alguna vez has estado de campamento seguro que recordarás algunos momentazos como estos:

Encontrar el amor de verano: los romances de campamento han sido, son y serán una de las grandes escenas míticas. Duran pocos días, no suelen tener mucho futuro, pero igual son las relaciones que más se exprimen del mundo. Y es que este amor se tiene que vivir a tope antes de coger el bus de vuelta a casa. Benditos primeros besos.

No respetar los horarios nocturnos: los monitores ya pueden decir lo que quieran, pero los horarios de ir a la cama son solo una mera proposición para los acampados. Cuando las luces se apagan la ley del campamento queda al margen. Es el momento de la guerra de guerrillas. Pasar de una tienda a otra (o cambiar de habitaciones) o regatear al monitor que vigila es la misión estelar. Y todo sin que te pillen, claro. La esencia.

Intercambio de datos: la agencia de protección de datos no tiene nada que hacer en un campamento. Tarde o temprano llega el momento de la despedida, de volver a casa. Muchas lágrimas, muchos buenos deseos para todos y un momento imprescindible en forma de número de teléfono. Es fundamental mantener el contacto durante un tiempo, y para ello antes se intercambiaban los teléfonos fijos, luego fue el Messenger, luego el Tuenti, el Facebook, Instagram, Snapchat… Ha evolucionado tanto que perdemos la cuenta.

Decir que ya estás deseando que llegue el año que viene: cuando un campamento termina se dicen muchas cosas, pero el que no pronuncia esta frase es que no ha estado. Igual que sucede, por ejemplo, con San Fermín, cuando llega el último día hay que empezar a desear que el calendario se adelante un año por decreto. Y esto es así desde tiempos inmemoriales.

Hacer trampas con la comida: esta es una perrería que se ha transmitido durante generaciones. La comida de los campamentos suele ser equilibrada, y ya sabemos que las verduras, los pescados y similares no suelen ser muy bien aceptados. Es lo que tiene salir de la comida de mamá y papá. Por ello, en algunos campamentos se han llegado a montar verdaderas estrategias militares para librarse de un plato de judías. ¿Vosotros lo conseguisteis?

Quedar nada más volver: la morriña, que dicen los gallegos, es muy mala para los acampados. Después de estar 10-15 días en un mundo paralelo donde las normas son una mera propuesta, volver a desembarcar en casa es duro. Por ello, las normas no escritas de los campamentos dicen que al día siguiente del retorno hay que quedar. Y es una de las mejores normas no escritas que hay. Se reviven los mejores momentos, se cimentan amistadas y, con suerte, los del amor de verano pueden extender unos días más su pequeño romance.

¿Vosotros habéis ido de campamento?

Nuestra web utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de usuario. Si continúas navegando aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR

Aviso de cookies